Buscar este blog


lunes, 27 de febrero de 2012

Silencio



Todos hemos dicho alguna vez lo de "No echas algo de menos hasta que lo pierdes". Y ahora todos a pensar que a esta la han dejado, o que se le ha muerto alguien, o que la han echado del trabajo...
Pues no hace falta cagarla tanto para que te venga a la mente la dichosa frase.

En las últimas dos semanas mi cuerpo me ha dado un toque de atención. He pasado tres días con fiebre alta y el premio final ha sido quedarme afónica. Hace ya una semana que no tengo voz. Solo consigo susurrar con gran esfuerzo, dejándome una tos de perro de postre. Así que he optado por ahorrar voz. Con la consecuente falta de comunicación verbal.

Los que me conocen virtualmente pensarán que no debería suponer gran problema. Total, te puedes comunicar igual: chatear, wassapear, tuitear, publicar en facebook, postear,... Pero, ¿y la importancia de hablar?
Los que me conocen personalmente saben el calvario que puedo estar pasando. Ahorrarme mi opinión en una conversación, o no hacer el chiste de turno, o no poder cantar, son algunos de los martirios más horripilantes que estoy sufriendo.
Y lo más frustrante es darse cuenta de que en un grupo de gente, pasa totalmente desapercibido tu intento por susurrar algo y esa idea o comentario se pierde...

Así que la parte positiva que saco de todo esto es la consciencia que adquiero de lo importante que es escuchar al otro en una conversación hasta que acabe y después tener tu turno de atención. Porque si no lo hacemos así, nos perdemos mucha información.

Echo de menos mi voz, pero agradezco haberme dado cuenta de la importancia de escuchar.