Un año ha pasado desde la última vez que celebré mi cumpleaños.
Y como siempre ha sido un año muy intenso.
Lleno de sorpresas, de momentos duros, de momentos felices, de cambios, de nuevas amistades, de gente que desaparece de mi vida...
Me enfrento a un nuevo año de mi vida sola, como dice la canción.
Porque hay caminos que se están borrando.
Que un día tome.
Y que ahora debo hacer sola.
Hay veces en las que eliges un camino pensando que es el que debes tomar en ese momento.
Y cuando ya estás andándolo, te percatas que no era la mejor opción.
Pero nunca es tarde para volver a empezar y tomar un nuevo camino.
Con sueños nuevos.
Con nuevas promesas.
Puedes perder el rumbo, pero si escuchas tu corazón habrás tomado un buen camino, al menos por un tiempo.
Y lo bueno de los múltiples caminos que elegimos es que te acompañan a veces otras personas.
Personas que conoces y que en ese camino conoces mejor.
O gente desconocida que se unen a tu aventura para después quedarse en tu vida.
Este post no es para mi por ser mi cumpleaños.
Es para todas esas personas que han caminado conmigo este año, en los buenos y en los malos momentos; para los que en algún momento nuestros caminos se separaron; para los que nos hemos conocido haciendo el mismo camino; y para los que han decidido hacerlo conmigo, primero sin conocerme y después acercándose un poco más a mi.
"La felicidad solo es real si es compartida" decía Chris McCandless en Hacia rutas salvajes.
Gracias a todos los que habéis compartido mi felicidad en algún segundo de mi vida.
