Circunstancias de esta vida me han llevado hoy a tener que comer en el Hospital San Juan De Dios de Barcelona.
Este hospital, como bien indica su nombre, estuvo en sus inicios dirigido y gestionado por el clero y en la actualidad no es así, aunque sigue muy presente y puedes encontrarte alguna monja enfermera (o enfermera monja, que podría ser lo mismo).
Hace años que mi "amor" por la Iglesia se acabó y ahora estoy madurando mi intención de apostatar, pero eso no quita que pueda reconocer una buena labor eclesiástica en según qué ámbitos.
Pero, no es precisamente lo que vengo hoy a explicar.
Si ya suele ser bastante deprimente comer en un hospital por tener que compartir tu dolor con el de otras personas o enfermos, todo lo agrava los deliciosos menús que suelen ofrecer en su cafetería.
Hoy el menú era:
Primer plato: menestra de verduras o macarrones con carne
Segundo plato: lomo o pescado con patatas o ensalada
Pan, bebida y postre por 8,5€.
Por motivos personales que no relataré aquí he tenido que comer la menestra y el pescado.
Lo mucho que me han gustado se podría equiparar a las caras de estas pobres niñas.
Pues bien, mi mayor disgusto no ha sido la bazofia que he tenido que ingerir. Más bien la escena patética en la que he tenido que participar haciendo de interprete de un musulmán que no hablaba castellano.
La menestra de verduras llevaba bacon.
Los macarrones, carne de cerdo y el lomo era de cerdo.
Si su religión no le permite comer cerdo, ¿realmente se va a arruinar la dirección de la cafetería o del hospital porque esa persona coma dos segundos? (Dos platos de pescado)
Pues bien, parece ser que si. Ya que el pobre hombre se ha tenido que ir a gastar 8,5€ más para poder conseguir comer dos platos del mismo pescado recalentado, duro y salado que yo he comido y así poder tener dos platos como todos los demás.
Y digo yo,¿cuando la Iglesia habla de ayudar al prójimo, dar de comer al hambriento, de beber al sediento, y respetar a nuestros semejantes, se refería a esto?
